Todo comenzó en agosto de 2024, como lo hacen muchas ideas: con una pregunta. ¿Qué más podemos contarle a quienes nos leen? ¿Qué historia podría acercarlos aún más a esa Venezuela profunda, majestuosa, muchas veces olvidada, que siempre nos sorprende? En El Diario estamos al tanto de que nuestra audiencia se siente especialmente atraída por el turismo, por esos rincones del país donde la naturaleza aún canta con fuerza, y donde las comunidades resisten, crean y transforman. Así, después de una revisión periodística y logística, dimos con este proyecto.
La iniciativa de contar Las luces y sombras del Catatumbo tiene como objetivo presentar la realidad de las comunidades de agua del lago de Maracaibo, en el estado Zulia, mientras conviven con el fenómeno natural único y reconocido que solo ocurre en esa región: los relámpagos del Catatumbo. Esto se hizo a través de revisiones bibliográficas, entrevistas y trabajo de campo.
El planteamiento fue contar una historia distinta. No solo mostrar lo bello, sino también revelar lo que se esconde detrás de cada paisaje: la vida cotidiana de quienes habitan esos lugares, sus retos, su dignidad, sus ausencias. Así nació la idea de un reportaje que no fuera solo una guía para viajeros, sino un retrato profundo de un lugar tan asombroso como complejo
El reportaje se construyó a partir de las entrevistas realizadas por El Diario a los operadores turísticos que ofrecen paquetes de viaje para visitar la región y observar el fenómeno y también a los propios habitantes de las comunidades de Ologá y Congo Mirador. Esto se registró en texto, en contenido audiovisual pensado para YouTube y en contenido creado para plataformas sociales, como Instagram, Facebook y TikTok. Para garantizar la recopilación de datos e información, las entrevistas fueron realizadas utilizando un cuestionario semi estandarizado que se adaptó a las distintas realidades que presentó cada entrevistado.
Cada una de las entrevistas y revisiones bibliográficas aporta una perspectiva para entender cuál es la realidad de estas comunidades en la región de Zulia. Nuestra intención como medio de comunicación es proporcionar a la audiencia la información suficiente para que puedan entender cuáles son las necesidades y las vivencias que marcan a los habitantes de estas zonas y también a quienes se movilizan en calidad de turistas para observar el fenómeno natural de la manera más objetiva y transparente
¿Cómo se llevó a cabo el reportaje?
Para concretar esta propuesta había que resolver algo muy terrenal: cómo hacerlo posible. Viajar, investigar en campo, grabar, entrevistar, documentar, implica gastos que no siempre son fáciles de asumir en el ejercicio del periodismo. Por eso empezó la búsqueda de alternativas. Un aliado anterior fue clave: la agencia turística Encanta Montaña C.A., con la que en 2021 realizamos una cobertura sobre el Camino Ancestral del Carrizal, entre Barinas y Mérida: Una Venezuela suspendida en el tiempo: el Camino Ancestral del Carrizal. Ya había una relación de confianza y se retomó el contacto.
En sus paquetes turísticos uno sobresalió: una travesía para observar los relámpagos del Catatumbo, ese fenómeno atmosférico único en el planeta que ilumina las noches del lago de Maracaibo. La propuesta no podía ser más tentadora. No solo por la espectacularidad natural del evento, sino porque el viaje implicaba conocer comunidades de agua como Ologá, y llegar a lo que queda de Congo Mirador, otra comunidad sobre el lago casi deshabitada por efecto de la sedimentación. Un recorrido que prometía asombro, pero también preguntas importantes
Así fue como surgió el corazón de Las luces y sombras del Catatumbo, un reportaje que busca mostrar tanto el resplandor del fenómeno como las sombras que enfrentan quienes viven bajo sus luces
Antes de presentar la propuesta al equipo, se realizó el contacto con Susana Rodríguez, directora de Encanta Montaña C.A., a quien se le planteó la posibilidad de retomar la alianza, esta vez bajo la modalidad de intercambio: la agencia cubriría los gastos logísticos del viaje a cambio de visibilidad honesta y documentada sobre el trabajo que hacen, y sobre las realidades de esas comunidades a las que acompañan. Su respuesta fue un sí entusiasta, no solo por razones comerciales, sino porque compartía el mismo deseo: que se conociera la historia de quienes habitan las comunidades de agua del lago de Maracaibo, más allá de los destellos del relámpago
Con ese apoyo confirmado, se armó la propuesta formal. Se incluyó cronograma, temáticas, puntos de interés, enfoque y un presupuesto detallado. El equipo editorial valoró la posibilidad de contar con un trabajo con esta carga visual, ambiental y humana, y aprobó la idea.
El viaje se realizó entre el 1° y el 3 de noviembre de 2024. El Diario estuvo en Chamita, en Ologá —donde las casas flotan sobre el lago—, y también en Congo Mirador, que aún resiste con unos pocos pobladores aferrados a la memoria. En cada uno de los puntos se recogieron testimonios, sonidos, cielos, silencios. Siempre con la guía y el respaldo del equipo de Encanta Montaña C.A., que se convirtió en aliado fundamental para acceder, entender y documentar
Una vez de vuelta, vino la fase más silenciosa pero igual de desafiante: ordenar el material, escribir, montar, revisar, diseñar, programar, planificar la publicación. También fue necesario profundizar en la investigación con fuentes documentales y entrevistas complementarias a especialistas sobre el fenómeno de los relámpagos, el impacto ecológico en el lago de Maracaibo, y la situación social de las comunidades del estado Zulia
El resultado final, publicado el 11 de mayo de 2025, es el fruto de ese viaje: los recorridos por ideas, dudas, alianzas, apuestas y compromisos que confluyen en un solo producto periodístico. Las luces y sombras del Catatumbo es una travesía compartida, una invitación a mirar más allá de la tormenta.